Sobre esta mesa he apoyado los brazos y la cabeza.
Piedad y desprecio por mi mundo. Los lugares comunes
de la materia que me rodea. Un lápiz, una caja
de fósforos, una taza de café, ceniza
de cigarrillos sobre un desorden de papeles.
Cuánta desesperanza de poesía sin porvenir.
Y de pronto la certeza de que morir es apartarse de la mesa,
la noción de que todo se perderá.
Cada cosa se ausentará de la otra,
los objetos de quienes son el centro dejarán de amarse.
Yo mismo, agonía volcada, volumen apretado al planeta
me veré arrojado por la ventana,
pedazo a pedazo, a trozos que se odian
hacia la fría unidad de la noche.
Joaquín Gianuzzi, Señales de una causa personal (1977).
5 comentarios:
Es buena la poesía, aunque no creo que todo se pierda. "Nada se pierde todo se transforma", dijo algún griego.
Eso tambien lo dice drexler en una cancion.
Al margen, me encantó el poema.
saludos!
sole.
Siempre me intrigó esa relación estrecha que establece J. Gianuzzi con el mundo inmaterial, el mundo inmóvil. Sucede que, en realidad, en todo está presente el hálito vital que nos alienta. El arte del poeta estriba en ser, quizás, el portavoz de ese universo oscuro, inmaterial, inmóvil.
Excelente Giannuzzi, escuche recitar de su voz muchos de sus poemas en noches de café con Santana y otra gente, un gran tipo.
alejandro
ary: es la ley de conservación de masas de Lavoisier.
Para mí no es aplicable a todo, y según una profesora mía en el universo del todo, tampoco...
:P
Para mí sí se pierden en el sentido que formaban un conjunto.
Mi vaso deja de ser mi vaso, más o menos.
(...): saludos, soledad.
pedro kuy: sí, coincido.
al-jazerra: si que lo imagino buen tipo.
¡Un abrazo!
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