viernes, mayo 20, 2005

El amor en tiempos de cólera...

No, no leí el libro de García Márquez. Inexplicablemente no. ”Cien años de soledad” debe ser el libro que más veces leí. Mi benévola madre me regaló libros desde tempranos tiempos; de ahí mi acercamiento con el colombiano. A lo largo de los años anduve buceando por su literatura (incluso este verano leí un prestado "Memoria de mis putas tristes", con gran decepción). Además, éste era parte de una colección que incluía –entre otros- títulos tal “ Rayuela”, de Cortázar; "20 poemas de amor y una canción desesperada" y "100 sonetos de amor",de Neruda; Orlando, de V. Wolf, etc.; la típica (o no) edición de grandes autores latinoamericanos. Entre ellas estaba el mentado libro, pero nunca llegó a regalármelo: la colección no llegó más a mi ciudad porque sólo unos pocos la solicitaban, y como ya se sabe: si no reditúa no sirve. Así que me quedé sin amor y sin cólera, al menos por un rato. Sé que es un libro basado (como casi todos los que le pertenecen y quizás los de cualquier artista genuino) en hechos personales, o sea, es la historia amorosa de sus padres. Este es mi primer antecedente, simbólico tal vez, del alejamiento al amor y a su consabida cólera. No me atreveré a afirmar que éstas dos sean partes de una misma cosa; será ocasión de otro tema, si me acuerdo.
No pocas veces me han preguntado qué busco en un hombre o qué es lo que espero encontrar... He visto miles de caras frustradas al ver que no esbozo ninguna respuesta coherente o extensa. Una de las tantas razones de estos trazos, aparentemente, vanos, y de esta justificación que intenta revelarles/ revelarme el porqué de mi patético estado amoroso, son las incontables veces que me he agotado intentando explicar mis “requisitos” a variados interlocutores y que me miren con cara de: "¿qué te fumaste?".
A veces quisiera contestar como Cortázar y decirles: "andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos", pero no sé si es un poco críptico o un engaña-pichanga, como diría cierta profesora de química de la secundaria; o para ponerlo en un lenguaje más criollo: "vender gato por liebre".
Es que yo no pido más que un muchacho cualquiera me haga reír y no concibo, como dijo Girondo: "que no haga el amor más que volando". Pero pareciera que tales cualidades son tan difíciles como ser alquimista y encontrar la piedra filosofal. Ni siquiera los cuatro fantásticos podrían. Y no es que mi nihilismo esté al tope, no.
Tengo varias teorías, que tal vez a ustedes, anónimos lectores, compartan.
Teoría de las voces: Hay cierta armonía melodiosa entre dos voces. Para que haya un vínculo intenso con alguien sus voces no tienen que desentonar en el espacio. Si bien no siempre dos hablaran al mismo tiempo, no tiene que sonar como patada en el traste la voz siguiente a la otra. Esto no es una boludez, es algo empírico y basado con datos reales.
Teoría de la tolerabilidad: si se ríe de un chiste malo tuyo y encima sonríe y sigue con otro tema como si nada, ¡bingo! El muchacho vale la pena.
Y varias teorías más que el ocio no me permite continuar.
Entonces, vos: chico que tal vez andás por ahí, cito a Drexler y te digo: ya está girando en el aire mi moneda y que sea lo que sea...


P.D. Mis queridos no-lectores, lean este post con la siguiente advertencia: “Esto que estás oyendo ya no soy yo, soy el eco, el eco de un sentimiento”.

22 comentarios:

Anónimo dijo...

El sufrimiento es permanente, aislado y oscuro y posee la naturaleza de lo infinito.
En toda adversidad es el más desgraciado género de infortunio el haber sido feliz.
P/D: LA CRUELDAD ALGUNAS VECES ES BUENA PARA ENTENDER NO?

principio de incertidumbre dijo...

Es buena, pero mal utilizada se convierte en un instrumento más de lo innecesariamente estúpido.

Alfredo dijo...

La advertencia final es genuina y contundente. Sabiendo que sólo es un eco, comentaré que las mejores cosas que le hayan ocurrido a usted, a mí, a ese otro señor, a cualquiera, seguramente pudimos vivirlas a pleno habiéndolas encontrado o sin haberlas buscado, o en oportunidad de andar nosotros buscando otra cosa. Nada indica que el futuro no nos haga felices sino por sorpresa... si tenemos los sentidos dispuestos a disfrutarla.

La crueldad como espectáculo resulta instructiva. Como método o pose estética me parece abominable, aunque hay una sórdida relación del hombre de nuestro tiempo entre las variables refinamiento, sordidez, hipocresía y sadismo, cuya relación no alcanzo a comprender ni a enunciar cabalmente, pero percibo -y me asusta- cuando trato a cierto tipo de personas supuestamente cultas.
Como siempre, no me haga caso. Son alucinaciones culturales. Buen finde.

Maximus dijo...

Creo que algunas historias aparecen cuando uno está listo, el problema es que la conciencia de si uno está preparado o no, nunca será algo de lo que nos percatemos en ese momento. A mí la crueldad no me gusta...a veces se es un poco duro, pero si uno se pone rígido, se quiebra.

principio de incertidumbre dijo...

Maximus: refuto, refuto. Las historias no aparecen cuando uno (en este caso, una) esté listo. Si fuese ese así, estamos con un nivel de sabiduría equiparable al pequeño saltamonte. Y mientras tanto una se encuentra con cada salamín...
Saludos.

Anónimo dijo...

hola LORE, como casi no envio mails me gustaria contarte por medio de este blog que estuve bastante cerca de ser lo que otros quieren que sea: el chico maravilla.
aunque siempre falta algo, en mi caso esto se denominaria "dialogos internos".

principio de incertidumbre dijo...

Bueno, de diálogos internos tiene mucho esta bítacora, así que cualquier diatriba que tenga con su alma será bienvenida y analizada. Escúpalo todo nomás.
Saluditos.

principio de incertidumbre dijo...

No le hago caso a los demás, nadie debería ser el chico maravilla, ni siquiera por un rato.

Alfredo dijo...

Sonrío radiantemente. No estoy en el Ombligo del Universo, sino en el exilio porteño.
No refute apresuradamente, pues no creo Maximus estuviera diciendo algo distinto: uno no sabe si está preparado o no para un encuentro hasta que sucede. Entonces, es cuando ET o Alf se bajan del plato volador (en mi caso, mejor Kim Bassinger;-)) y...
En serio: nunca se termina de aprender, lo que a veces tiene rasgos de crueldad. Que los hechos resulten a la larga crueles pero dejen enseñanzas es una útil fatalidad. Sin embargo, la estética de la crueldad (algo bastant de moda en el arte de hoy, sobre todo cierta novelística) no me agrada: amarga pero no ilustra. Por lo menos, eso me ocurre a mí.
Saluditos

Maximus dijo...

señorina: yo, personalmente yo, he logrado la sabiduría del pequeño saltamontes, pero la fatalidad quiso que en el trabajo me tiraran con el Raid que mata a los bichos de jardín, moscas y zancudos...

principio de incertidumbre dijo...

¿Entonces "pulir y lijar" no me sirve para conseguir novio? Pucha.
Mientras tanto Raid rompió muchos más sueños de los que imaginábamos.
Saludos don Maximus.

Alfredo dijo...

Como cualquier pelafustán bien lo sabe, prefiero las marcianas morochas. Pan con pan, comida de zonzos. Kim, además, es teñida, como que hasta es un cuarto o medio cherokee (como lo era Hendrix, aunque Jimi era mezcla con negrito). En la terrorífica circunstancia imaginada en mi comentario anterior existía la cierta posibilidad de invocar circunstancias atenuantes y eximentes de responsabilidad a tenor del artículo 34 del Código Penal y normas concordantes, bla bla bla (síguese la sanata de estilo del sacapresos, y otra que María Julia). ¿A quién quiere usted que me levante si me interceptan los extraterrestres? ¿A ET o a Alf? ¡Será de Dios!

¡El Raid naranja! Yo tenía una vecinita que rociaba con ese insecticida los árboles del jardín, y apestaba a todo el barrio. Otro día les cuento. Salud.

principio de incertidumbre dijo...

Mi mamá no usaba mucho el raid. Por eso (y muchas cosas más, claro) la amo. Siempre creí que eran una solución poco poética para acabar con el vuelo de cualquier cosa....
Yo sabía que le gustaban las morochas, pero bueno. Nunca se sabe. Kim es medio desabrida. Aunque hay rubias lindas, como...
Como...
Buenos, besos y cuente lo de su vecina.

P.D. se lo extraña por los mares cibernérticos, don Alfred.

Alfredo dijo...

No. Lo de la vecina fumigadora es muy aburrido.

Nunca extrañe a nadie. Ya le dije en otra parte que según parece uno va encontrando a partir de lo exterior aquello que es apto para conocer en profundidad (© Göethe y Novalis).

Hay una (1) rubia que no es desabrida, pero un amigo mío la vio primero. Por eso es mi amigo desde que nos conocimos en Transilvania en tiempos de Vlad Tepes; bah, en la secundaria y en marzo de 1976, que viene a ser a los efectos históricos más o menos lo mismo, sólo que Drácula estaba con la careta de la Pantera Rosa ;-). Y el Universo Arquetípico Femenino nos lo repartimos de esa inteligente manera; las rubias de ojos celestes son suyas y las morochas con carbones encendidos me pertenecen. Nuestros harenes respectivos no tienen intersección alguna, para horror de los aficionados a la inútil Teoría de los Conjuntos (¿se seguirá estudiando eso en las escuelas argentinas?; a saber...).
Que sigan los éxitos.

Anónimo dijo...

Día de piedra blanca

Día
hecho para mí.

Rodolfo Alonso

Día mayor, día
hecho para mí, para nosotros,
alto en el gozo, redondo
con la noche que lo cierra
como en aquellas vísperas
de fiestas de la infancia.

Día de navegación, de luz,
de sábanas y peces,
de pájaros y hojas en deriva
hacia las islas, a atolones
en que es dulce perder
la patria y los recuerdos.

Alguien marcará para mí, para nosotros,
con piedra blanca tu paso
efímero, la grieta
en la procesión de los años:
alto en el gozo, en la luz
y en los recuerdos en deriva.

Guillermo Pilía

principio de incertidumbre dijo...

Raro que luego de varios comentarios nadie me rete porque no pusé "El amor en tiempos del cólera", que es el auténtico título de la novela de don Márquez.
Perdón por el error de tipeo.

Alfredo dijo...

¿Cómo? ¿No estaba usted jugando con la polisemia originada en la sutil diferencia entre la contracción 'del' y el posesivo 'de'? ;-)

Dejando a un lado a don Márquez y sus bigotes (lo único que me gustó de él no fue un texto sino el que se haya presentado en guayaberas a retirar su Nobel, con similar aspecto a Juan Valdés), le cuento que cuando digo “no hay que extrañar a nadie”, me estoy queriendo referir a no extrañar a nadie que uno no conozca lo suficiente como para estar seguro de que extraña a es@ otr@ y no a un pálido reflejo de nosotros mismos. Lo mío ya orilla la gnoseología... Añoramos a propósito de otro un estado de nuestra conciencia de nosotros mismos ya superado, otro momento de la propia capacidad para conocer el mundo. Prefiero no se me extrañe, intento no extrañar y aconsejo no hacerlo. Cuando me metí a usar y abusar de estos parajes virtuales creía que iba a encontrar otra manera de relacionarse entre sí las personas que la habitual en el mundo de carne y hueso. Y resulta que nos sorprendemos imaginando a los demás según nuestras necesidades, y siendo recreados de la misma manera. Según parece ;-).

Lo que es para usted un éxito, otros pueden menospreciarlo, y viceversa. Hay quien se supone exitoso porque viaja en 4 x 4 y cree fracasado a su vecino que anda en bicicleta, y viceversa. Todo depende de lo que uno pretenda de esta vida, y de lo que encuentre por ahí. Aquí me tiene a mí, sin ir más lejos: no puedo dejar de triunfar un solo instante, mi vida toda es una incesante sucesión de rotundos éxitos. Desde mi pintoresco punto de vista, claro. Una vez alguien se hizo miles de kilómetros para estar conmigo, porque yo no podía ir a su lado; eso fue un éxito. Pero mi mayor fracaso fue cuando no me sirvió para nada con esa persona el dominio del lenguaje para hacerme entender: no me di cuenta que había fracasado; creía haberme dado a entender claramente.

Lo cierto, entonces, es que cada cual interpreta su partitura como buenamente puede en la orquesta de la vida. Y que, como decía el tal Kipling, el éxito y el fracaso son un par de impostores, doña.

principio de incertidumbre dijo...

Jeje. No, no taba jugando, ups.


La imagen de Márquez vestido de blanco (¿o era cremita?) fue buenísima. Renovando la charla sobre extrañar o no. Yo no creo que nadie sea el reflejo de mí y si así fuera, pobre de esa persona. En realidad no sé. Me parece que en lo virtual sucede más o menos lo mismo que en la vida real. Que si vamos al caso, es un termino tan ficticio como el primero, por ende, no creo que haya muchas diferencias. Digamos que las percepciones son más o menos las mismas. Entonces, yo puedo no extrañar como usted se ríe o como se rasca la nariz o como se acomoda un mechón (si es que aún tiene pelo, je), pero si puedo extrañar el hecho de que hayan líneas suyas por ahí. Y, para ser exactos, lo hago. No es más que lo que sobre lo que usted nos aleccionó en su antigüa bítacora, uno anda buscando por ahí lo que quiere encontrar. Pongámoslo así, yo encuentro satisfacción en sus escritos y encima aprendo o recuerdo cosas que tenía olvidadas. No sé. Capaz que soy medio cursi, pero yo soy así. Es lo que hay. Disculpe si lo incomodé y que no siga con sus sugerencias. Soy una chica extrañadora, je.

En cuanto al éxito, sí o sí, esta semana traigo los dichos de Bioy, era algo que me olvidé, es que vine de casualidad al ciber. Y además tengo que poner el nuevo post de esta bítacora, porque no me causa mucha gracia que éste tenga 20 comentarios, como que da cosita (vaya a saber una por qué).
Nos leemos por ahí.
Saludos,
;-)

Alfredo dijo...

Pero, ¿quién se habrá creído usted que es para dejarse aleccionar por la bitácora de un sujeto cualquiera? ;-)¡Habráse visto! Recuerde que siempre digo que me encuentro bajo el influjo de alucinaciones culturales y que por ende no debe hacerse mucho caso de lo que digo.
No puede usted, en efecto, extrañar cómo río, pues soy un sujeto sumamente circunspecto, ni tampoco cómo me rasco la nariz, pues jamás me rasco la nariz en público, ni cómo me acomodo un mechón, pues aunque tengo una espléndida cabellera que ya quisiera lucir más de un veinteañero, jamás la ha visto. Pero conoce, eso es cierto, mi cabellera virtual, que no es rubia sino negra: unas letras, unos tipos de imprenta. Aquí le dejo estas otras, para que tenga por unas semanas y se dedique a extrañar cosas más importantes.

P.D.: ¿Anduvo leyendo "Las personas del verbo", de Gil de Biedma? Digo, por su nueva entrada y porque al menos aquí en la Capi se consigue de oferta a dos mangos. Un buen libro de poemas, indudablemente. Muy interesante. Hace cosa de un par de meses lo mencioné aquí, en un comentario que yo mismo borré porque no me parecía tuviera nada que ver con el texto debajo del cual pendía.

Saluditos saludosos

principio de incertidumbre dijo...

Definitivamente tengo que ir a Buenos Aires, por muchos motivos. Pero entre los principales es para conseguir libros baratitos y visitar un par de bibliotecas que piso el maestro...En eso estamos, en eso estamos.
Leí a Biedma en la red, que es en el único formato que está a mi alcance por el momento.
Saludísimos pra voce.

P.D. Así que tiene una frondosa cabellera, je.

Alfredo dijo...

Así que tiene una frondosa cabellera, je.

En efecto, doña: y para que no se me noten las pocas canas, esas que empiezan a aparecer por las sienes, abajo de los mechones rubios, ('las nieves del tiempo platearon mi sien', dijo mi tocayo Le Pera, tío abuelo de un catedrático de Comercial de la UBA), a veces apelo a la antigua rteta de lavarme el balero con manzanilla. Parezco Caniggia cuando me da por ahí. Pero no le cuente a nadie, shhhhh ;-)

El maestro a que supongo se refiere, doña, laburó en la biblioteca "Miguel Cané" de Avenida La Plata y Carlos Calvo (por Carlos Calvo). De ahí, de sus viajes de Palermo o el Centro a Boedo en tranvía o colectivo para ir a laburar, más su carácter de 'caminador' de la Capi, surgieron su conocimiento de los barrios del Sur. Me trae buenos recuerdos esa Biblioteca, que hace años no visito, espacio público que frecuentaba en 1980, mi último año de secundario, cursado en Baires en la misma escuela del Once (barrio malevo) adonde estudíaron Cortázar y Marechal. Fíjese usted lo que es el destino de agradecido lector que tanto le gustaba al troesma. En ese entonces, todavía se archivaba y clasificaba a manuela, y quedaban en uso viejas fichas de los años treinta o cuarenta en que adivinar su letra, la de la dedicatoria que Ud. tiene por ahí. En esa Biblioteca leí por primera vez, aunque no tenía por qué, "Argentina indígena" del antropólogo Ibarra Grasso, hallada circunstancialmente por un error de archivo de un libro de Biología.
En Palermo viejo, en la calle Honduras o la Avenida Nicaragua, funciona la Biblioteca Municipal "Evaristo Carriego", que está cerquita de una de las casas donde don Georgie viviera, sino al lado mismo, y que fue - creo - la casa del poeta, nieto él de un ministro de Economía entrerriano, y de ahí la relación amistosa con su paisano Borges padre.
Donde estuvo la casa natal de Borges, en el centro, hay un bar literario. Nunca me acuerdo si es por Tucumán o por Lavalle al 700/800.

N.B.: Veo que me ha enlazado. Lo único que falta es que dentro de un tiempo me tiente a resucitar de entre los muertos la bitácora. Grrrr.

Salut

cele dijo...

muy buen blog. muchas cosas en comun tb! yo tenia un blog q se llamaba igual en honor a serrano...
pero me quede con girondo besos!!