miércoles, agosto 17, 2005

De cómo crecer y no morir en el intento

Nacer. Crecer. Absorber la mayor cantidad de rayos solares posibles e ingerir cantidades suficientes de lácteos, quesos, huevos para acumular calcio y tener huesitos fuertes (eso sí, factor de protección mayor de 15). Ver la génesis de nuevas protuberancias y folículos capilares por toda la superficie corporal. Ser torpe. Tener hermanos. Tener complejos. Aguantarte retos. Soportar estoicamente los apodos. Estudiar cosas que no te gustan. Tolerar que tu opinión no sea considerada válida socialmente hasta cierta franja legal. Enamorarse. Que te rechazen. Escribir diarios y que te los lean. Tener novio; no tenerlo. Acostarte temprano. Horarios fijos diarios. Corazón sin estreno, disponible para el fracaso amoroso.

Qué lindo es ser chico (aunque la industria infantil y sus secuaces intenten cambiar la fecha tradicional de festejo).





Mientras tanto, mi mamá me regaló un practiquísimo porta cd´s y una vela, para seguir pretificando todo ser alado que invada atmósfera local.


P.D. Esta servidora no tiene ningún pudor y hace caso omiso a los cánones preestablecidos y admite, que de vez en cuando, canta y se emociona con "Flores amarillas", de Floricienta.

12 comentarios:

principio de incertidumbre dijo...

Sí, pero me pasa en general con la lluvia; inevitablemente voy a evocar tarde con mis hermanos, corriendo entre los charcos y muriéndonos de risa. Mis hermanos me tratan poco menos de cursi, pero últimamente me acuerdo de cosas que ellos seguro no recuerdo, y me siento bastante tonta. Supongo que padezco el síndrome Peter Pan. Y no se me cura, aunque cumpla 80 años.
Igual, una vez, cierto momento (que no tiene mucho de especial), me juré recordarlo siempre. Y pasó más de una década.
Saluditos.

P.D. no me acuerdo de ésa canción, la busqué en google, y aún así, no sé cuál es.

principio de incertidumbre dijo...

Del olor de la lluvia hablaba.

Ligustrino Campana dijo...

Nacer, crecer... Pensar que la gente de veinte años es enooorme. No querer ser nunca como ellos. No entender de lo que hablan. Desconocer la tristeza, la melancolía, la nostalgia, el amor. Preocuparse por hacer los deberes (o evitar hacerlos) y salir a jugar al fútbol a la esquina de casa. No poder evitarlos y quedarse en casa, mirando por la ventana a los otros jugar en la canchita.

Voy a romper los platos de la balanza y vuelvo. Feliz día.

Unknown dijo...

esta semana estoy po el cachetazo, por lo que recuerdo que antes se solia cachetear a los niños cuando algo importante les ocurria, para que no lo olviden. el dolor tambien es recuerdo. para mi prefiero los versos de jorge teiller (y -aunque me parezca simpatica- todavia no consigo escuchar -ni ver- floricienta -de esa si me zafé)

"Eso fue la felicidad:/ dibujar en la escarcha figuras sin sentido/ sabiendo que no durarian nada,/ cortar una rama de pino/ para escribir un instante nuestro nombre en la tierra húmeda/ atrapar una plumilla de cardo/ para detener la huida de toda estación."

principio de incertidumbre dijo...

ligustrino campana: mirar Doug narinas. Tomar el té con pan y mermelada. Pelear cariñosamente a mi mamá. Andar en bici y hacerme pelota a mí y a Mónica. Ir a taekwondo y jugar a karate kid.
Feliz día para usted, también.

espacio: me gustó mucho el fragmento. Voy a buscar a Teiller en mares cibernéticos; y sí, eso se parece bastante a la felicidad.

Mi mamá me dio vuelta la cara de un cachetazo una sola vez, pero de grande (17 años); me lo tenía demasiado merecido. Y me lo acuerdo perfectito.

hrh, queen of...: nunca tuve una barbie; no me arrepiento. Pero ahora de grande sí las miro, sobre todo a una que se viste para la playa, en un negocio en la esquina de mi casa.
Xuxa no me gustaba tanto, pero sí me gustaban sus canciones; recuerdo haber saltado bastante con "ilari ilari eee, oh, oh".
Acá, en Argentina, estaba Cristina Lemercier (que luego se suicidó) y tenía un programa que se lamaba "Dulce de leche". Ella vino a mi ciudad y había cupones que mi mamá llenó. Cierto día, sale mi nombre por la tele: ¡me había ganado la casita de los Pin y pon!
NUNCA ME LA MANDARON. De ahí que no sana la herida, snif.

Saluditos, varios.

miursa larante dijo...

http://www.uchile.cl/cultura/teillier/index.html

:)

Saludos

Unknown dijo...

no puedo evitar decirlo (es más fuerte que yo) PINI PON/ PELOTITA DE PIN PON

(no tengo perdon de dios diciendo esto despues de haber nombrado a teillier!)

principio de incertidumbre dijo...

Muchas gracias, miursa.
Seguiré visitándote.

espacio: no lo tiene. Quémese en el fuego de los herejes. Pin y pon eran lo más groso.
Pin y pon: grositud.

Ignis fatuus dijo...

A mí lo de los olores me pasa muchísimo. Bien porque un olor me recuerda a alguna escena en concreto (no necesariamente de la infancia) o porque algo visual, auditivo que me trae de golpe el aspecto oloroso del recuerdo. Y podemos ir más lejos y adjudicarle un olor a la alegría, al sueño, al dolor, a los nervios...
O he nacido un poco majareta o a casi cualquier tipo de estímulo le adoso uno olfativo.
O es que soy un poco animal.
De esos retazos de la infancia me quedo sin dudarlo, y a costa de cualquier tipo de vilipendio contra el que lucharé estoicamente, con las pelis de Walt Disney.
De hecho, aún me encantan.

principio de incertidumbre dijo...

Ignus: ¿majareta es algo parecido a majadera?
Todos somos un poco animal, je.
A mí me gustan mucho las películas de Disney (no tanto las últimas, vi Atlantis, un fiasco). Todavía canto HAKUNA MATATA...
Un beso,

Ignis fatuus dijo...

majareta.
(Del ár. hisp. maḥrúm, mísero, y este del ár. clás. maḥrūm).
1. adj. coloq. Loco, chiflado. U. t. c. s.

Sí, últimamente son un poco flojas. Hakuna matata, qué grande. Yo también tarareo eso del "Yo te quieero enseñarr, un fantástico muundo..."
Bicos,

principio de incertidumbre dijo...

Gracias, Ignus. Ni se me ocurrió buscar en la rae; pura vagancia nomás.

Sí, esa me gustaba mucho, pero creo que es porque Aladino es la mejor historia de Las mils y una noches (y eso que no es de la tradición árabe).
Un beso.