miércoles, diciembre 21, 2005

Semana Fijman

Poema VII

Roe mi frente dura
el lobo de la media noche.

Una escondida estrella arrima su sosiego.

Entre los soles ya se me canta aceite de
/júbilos.
Siento en mis manos venir la luz entera de la
/mañana.
Jacobo Fijman.

martes, diciembre 20, 2005

Cinéfilas...

Segundo Cuatrimestre 2005. Películas más queridas:





Wallace & Gromit




Corpse Bride







King Kong



Pasó demasiado tiempo desde las dos primeras como para que diga cosas que, usualmente, encontrarán en las debidas páginas dedicadas al género. La última la tengo a flor de lágrima: balanceándose en la punta del ojo. Hace apenas unas horas que con mi novio (Gerónimo) abandonamos el cine y aún siento una conmoción estrujando el pecho. Tampoco los voy aburrir; la trama es bien conocida así que sólo resta decir que Jackson hace todo bien, que Naomi es perfecta, que Brodey es el novio que toda madre quiere para su hija, etcétera, etcétera...


En el interválo leí a Fijman, y lloré. "El patio del hospicio es como un banco/a lo largo del muro".

Lo acompañé al colectivo. No quería que se fuera y me quedara el odio hacia el humo dilatándose entre la calle y yo. No quería sentirme Naomi Wats.

No tanto.

sábado, diciembre 17, 2005

Sería...

"Sería lindo a partir de una cierta edad, año por año, ir de nuevo empequeñeciendo y recorriendo hacia atrás aquellos mismos peldaños que una vez se escalaron con orgullo. La dignidad y la honra de la mayor edad seguirían, no obstante, siendo las mismas que son hoy; de modo que la gente absolutamente menuda, los muchachos de seis u ocho años, serían los más sabios y más experimentados. Los más viejos monarcas serían los más pequeños; en general habría sólo muy diminutos Papas; los obispos mirarían desde mayor altura a los cardenales y los cardenales al Papa. Ningún niño podría desear ya ser algo grande. La historia perdería en importancia en razón de su edad; se tendría la sensación de que los sucesos de hace trescientos años habrían acontecido entre criaturas semejantes a insectos, y el pasado tendría, finalmente, la dicha de no ser advertido."
Elías Canetti.

Publicado en revista "Sur". n.308, 309, 210, 1968.


de Henry Cartier Bresson

miércoles, diciembre 14, 2005

Navideñas...





Sí, sí, no caeremos en el facilismo de decir que ahora cualquiera canta, que el arte está devaluadísimo, que decí que Harold Bloom no se dedica a la música, porque sino, también teníamos estándares a superar de música clásica... Pero Luchi, de onda... ¿no era suficiente con que toleraramos "la felicidad, ja, ja, ja, me la dio tu amor, jo, jo, jo"? Digo...

Es una opción para pedirle a Papá Noel. Eso o los éxitos de los Parchís.


Mientras tanto, yo le pido mis regalos a él:




Santa Jack


Mientras no se le dé por ser gobernadora de Tucumán...

Oscura labor

"Hay días en que no soy más que una patada únicamente una patada"
Oliverio Girondo.




Días donde no puedo ser otra cosa que sueños.
Los postes de luz despiertan y las ventanas se enfrían. Dientes y cepillos escandalizan a los gatos. Camas que se pueblan.
Al primer cerrar de ojos acudo como ambulancia. La corbata aprieta: tijeretazo y convertida en lazo que ahorca.
Splash, splash, splash. Soy piedra rebotando en el agua. De los dedos nacen flores, enredaderas y luego bosques.
Salgo del naipe y clavo espada haciendo circulitos en la panza. Tu boca es de gelatina; un beso, dos besos, tres besos: labios, lengua, muelas. Corro tu sexo de cera con encendedor.
Rocío madrugador. Canillitas levantan hasta los muertos. Otra vez desayunar leche y diarios.






Anexo de último momento: lo que está debajo de la cita, lo escribió esta servidora (snif, alguien me dijo, que otra vez, se presta a confusiones...)

viernes, diciembre 02, 2005

La mujer que fue jueves

Día del medio (y al pedo). 20.10 hs., aproximadamente. Luego de regresar con apremio de la librería (Palabras, de Prevert, y Hombre que está solo y espera, Scalabrini Ortiz), intento luchar contra el implacable tránsito y tratando de aguantar con todas mis fuerzas las ganas de llegar al baño más cercano, encuéntrome con una estación de servicio (léase A.C.A.). Con intención dulce y portando sonrisa, pregúntole a la chica (cara-de-mosquita-muerta) si no me da la llave de los sanitarios; la muy estúpida me dice que "es sólo para socios y clientes". Yo, con la proverbial buena predispoción que me caracteriza tales días de la semana, contéstole: "bueno, te compro algo". Ella con cara socarrona y sobradora, nada. Baja su mano, buscando las llaves y yo: "dejá" y me doy vuelta.


Estuve mal. Tendría que haberla mandado a la puta que la parió.